Este
bloque ha sido atractivo porque pensaba que el folclore solo estaba relacionado
con el baile, el cante…; sabía que era tradición popular pero no pensaba que
también incluía el arte escrito.
Otra
cosa interesante es que los textos folclóricos no tienen un autor
determinado ya que todos participamos, con nuestra poca o mucha
imaginación, en la creación del folclore.
Esto
implica que hay múltiples variantes de un mismo cuento. Por eso, nosotros, a la
hora de elegir un texto de este tipo, tenemos que tener muy en cuenta quien y
en qué criterios se ha basado para hacer dicha adaptación.
Pero,
sin duda, lo que más me ha gustado, entretenido y complicado ha sido la
adaptación del cuento “Todo tipo de pieles”.
Complicado
porque el cuente original, contado por nuestra profesora Irune, tenía un
aspecto que, teniendo en cuenta el momento evolutivo del niño que vimos en el
Bloque I, no podía aparecer. Pero eso no era sólo la dificultad, sino que
también era tan bonito, estaba tan bien contado y narrado que todo me parecía
imprescindible.
Puede
resultar gracioso pero, después de darle mil vueltas, en un viaje en tren a
Valencia, de los múltiples que hago, es cuando me ha venido la inspiración
precisa para hacer mi propia adaptación.
Ha
sido una experiencia muy buena, así que os animo a todos a coger un libro de
Perrault o de los Hermanos Grimm y hagáis vuestra propia adaptación. Ya veréis
que gratificante resulta contar un cuento con firma propia.
Esto
es un buen método para incitar a los niños a crear su propia versión sobre un
cuento, cambiar el final, los personajes, la situación… una forma más de hacer la
literatura al alcance de los niños; lo más divertido es que ellos se vean
capaces de hacer un nuevo cuento y aportar su granito de arena al folclore.
Espero
que mi adaptación os haya gustado =)
Otra propuesta interesante son los teatros folclóricos, que acostumbramos a ver en el retiro. Pues bien creo que es una posibilidad para llevar al aula, tener tu rinconcito, dentro del rincón de lectura, para que los niños hagan su propio teatrillo, o bien cuando están leyendo el cuento lo interpreten a la vez con las marionetas…
Una
cosa que no sabía es que, aquellas canciones que a menudo cantábamos en el
patio para echar a suertes, jugar a la comba, acunar a un niño, se trataba de
verso folclórico. Yo abogo porque esa tradición de la comba, de la goma, la
rayuela no se pierda. Era mucho más divertido, más dinámico, más social y sobre
todo, mucho más económico para los padres que las Monsters que, por lo visto,
tienen tanto éxito.
Resulta
entrañable recordar esos tiempos en los que deseabas salir al recreo para jugar
al Señor Cartero, A la Dola, a mil juegos que salían esporádicamente y de los
que dependías de dos personas, como mínimo, para que dieran la comba o cogieran
la goma y otras tantas para convidar. Sin embargo ahora, si nos damos cuenta,
hay múltiples juegos en los que el niño se dedica a estar consigo mismo y con
la maquinita, o la muñeca, o los macromachine…
Quiero
decir, que la socialización es un proceso imprescindible para el desarrollo
fundamental del niño, por eso es otro de los motivos por los que estos juegos
eran y son imprescindibles.
¡Luchemos
por conservar nuestra tradición y porque los niños salgan a los parques, se
revuelquen, se manchen, sean niños y no pequeños adultos! Al fin y al cabo la
infancia es la etapa más bonita de la vida.
Perfecto.
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